Un aroma demasiado apabullante, por delicioso que sea, puede acabar por producirnos una sensación agobiante, y eso es lo último que deseamos. Lo que, por otra parte, no está reñido con que sea duradero.

Por ello es por lo que debemos elegir el perfume en relación con lo que pretendamos, no es lo mismo una noche loca donde quieras sentirte rompedor@ o una entrevista de trabajo donde quieres ser discret@; no es lo mismo un espacio abierto que cuatro paredes, donde un perfume abrumador puede ser fatal.

Hay diferencia entre estela, persistencia y proyección; la estela es la sensación olfativa que se percibe cuando nos cruzamos con alguien que se ha perfumado; La persistencia hace referencia a la duración del perfume: la longevidad es la fijación en piel, el tiempo que dura la fragancia hasta que desaparece por completo. Esto no tiene por qué estar relacionado con la proyección porque un perfume longevo puede tener una proyección discreta.

La proyección (sillage) denota la distancia a la que se puede oler el perfume estando quieto o en movimiento. Es la nube que envuelve a una persona y que se arrastra al moverse.