Cada año en México se celebra una festividad que conmemora la muerte y rinde homenaje a los familiares difuntos: "El Día de los Muertos", una celebración de origen mexicano que tiene más de 500 años de historia. Tiene raíces en las culturas indígenas prehispánicas, como los aztecas y los mayas, y ha evolucionado a lo largo de los años fusionándose con influencias católicas. Esta festividad se lleva a cabo el 1 y 2 de noviembre, coincidiendo con la festividad católica del Día de Todos los Santos y el Día de los Fieles Difuntos, respectivamente.

En México, la muerte no es vista como una ausencia, sino como una presencia viva. Por ello, el Día de los Muertos se centra en recordar y celebrar el retorno transitorio a la Tierra de los familiares y seres queridos fallecidos, quienes cruzan el Mictlán (lugar de los muertos) para estar con los mortales, creyendo que durante estos días sus espíritus regresan al mundo de los vivos para compartir un momento especial con sus allegados.

A nivel mundial, existen otras celebraciones populares como Halloween, donde niños y jóvenes se disfrazan y van de puerta en puerta pidiendo caramelos bajo el lema "truco o trato". Sin embargo, la celebración del Día de los Muertos tiene un tono más reflexivo, destinado a honrar, recordar y agradecer a los familiares difuntos como muestra de gratitud por su ayuda desde el más allá. No debe ser entendido como un luto, sino como una celebración de sus vidas.

La celebración en sí implica la construcción de altares en los hogares y en los cementerios, adornados con ofrendas que incluyen comida, bebidas, velas, flores y objetos personales del difunto. Estos preparativos se realizan con mucho cuidado y esmero porque existe la creencia de que un difunto puede traer prosperidad o desdicha a las familias. Actualmente, hay registradas 43 etnias indígenas que celebran esta festividad con sus particularidades. Por esta razón, al tratarse de un festejo tan rico culturalmente, con una expresión tradicional tan integradora, representativa y comunitaria, desde 2008, el "Día de Muertos" fue declarado por la UNESCO como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.

Como es de esperar, una bebida que no puede faltar es el tequila, pues es parte integral de muchas celebraciones mexicanas, incluyendo el Día de los Muertos. Es común que las familias ofrezcan tequila y otros licores como parte de las ofrendas en los altares, como una forma de compartir y brindar con los espíritus de sus seres queridos fallecidos.

José Cuervo, la marca por excelencia de Tequila Mexicano, lanza cada año una edición especial limitada de su famoso tequila reposado para acompañar en estos brindis, donde prevalece el recuerdo sobre el olvido.